En la película, ocurre la siguiente escena:
-“¿Qué es este lugar?”- pregunta Jonathan, el primer humano en pisar el hotel, a Drácula
-“Es un lugar que construí para aquellos monstruos que merodean en las sombras, escondiéndose de la persecución humana. Un lugar para que vengan con sus familias y sean ellos mismos. ¡Un lugar sin antorchas, horquillas ni multitudes enojadas! Un lugar de paz, relajación y tranquilidad” – le responde.
Drácula pudo haberle dicho que se trataba de un hotel para monstruos, tal como luego le replica Jonathan tras este breve speech, pero no fue así. Cuando el por qué forma parte de tu ADN de marca esto no ocurre.
Simon Sinek, en su explicación del círculo dorado nos comenta que la gente compra por qué uno lo hace, no lo que hace en sí. Siguiendo con el ejemplo de la película, físicamente se trata de un hotel: tiene habitaciones, servicios y comodidades como cualquier otro los tendría. Entonces, ¿dónde más se materializa el núcleo del círculo dorado? En que esta filosofía está impregnada en todas las acciones que se despliegan en el día a día. Viven dentro de la estrategia, de las tácticas y de la operación.
Comprender esto ayuda a las marcas a diferenciarse de aquella competencia qué, por su core business, puede estar catalogada dentro de la misma categoría, pero que al analizarse desde esta otra perspectiva nos muestra una gran diferencia que termina generando un impacto positivo en el negocio.
Como el mismo Simon Sinek nos dice: ganar dinero es la consecuencia, el resultado, no el objetivo primordial.